6 de mayo de 2008

Qué es esa cosa que llamamos Destino...?

A mí me gusta la palabra Destino. Y el sentido que Herman Hesse le da en Demián: "el destino de cada hombre es conocerse a sí mismo". Cada acontecimiento, cada situación, cada persona con la nos cruzamos nos habla de nosotros mismos. Ya estamos en un momento en que sería sano reconocer este intenso hábito que tenemos llamado proyección.

Según la Astrología, el mundo interno y el mundo externo no están tan divididos como nuestra conciencia lo quisiera. La idea de que los sucesos y las personas están en nuestra contra o a nuestro favor es algo inocente, ingenua e inmadura. Todo cuanto nos acontece es la manifestación de aspectos propios de los que nos cuesta hacernos cargo. No hay adentro y afuera. "Adentro" y "afuera" son conceptos que aparecen a partir de la fragmentación de la conciencia en polaridad.

Así, cuando algo no ocurre como esperábamos, es bueno comprender que en realidad, hay una fuerza que emergió de nosotros mismos para advertirnos que estábamos disociándonos de quién realmente somos. Los altercados y contratiempos no son más que un intento de volver a nosotros mismos, de mirarnos, reconocernos y aceptarnos por quiénes somos. A mí, particularmente me sorprende la capacidad de disociación que tenemos entre quienes creemos ser, quienes queremos ser y quienes realmente somos. No hace falta más que mirar, callar, observar y aceptar. No deberíamos salir de ninguna situación sin saber antes por qué entramos en ella. Sólo cuando tengamos absolutos conocimiento y aceptación de nosotros mismos, alcanzaremos también completa libertad y creatividad.

“Busqué, busqué y esto fue lo que encontré: que lo que pensaba que eras tú, en realidad era yo”


* a.l.e.j.o. l.ó.p.e.z +


Imagen: "Laberinto" de Fito Espinosa

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