¿Por qué Perséfone prueba la granada? O mejor aún, ¿qué esconde el brillo inocente en la mirada de la hija de Démeter? Lo cierto es que a Perséfone le atrae el misterio. La idea de descender al mundo de los muertos es análoga a la idea de escapar de la superficialidad de la Realidad y acercarse a las profundidades de la misma. En vez de quedarse recolectando flores en el mundo donde todo es visible y claro en tanto esté en contacto con los rayos del Sol, prefiere adentrarse en la profundidad del misterio, y en la persecución de lo incógnito. Le desagrada lo fácil, lo claro, lo elemental y prefiere aquello que es complejo y de difícil alcance y percepción. Más aún, una vez en el Inframundo, Perséfone es erigida reina y ejerce un gobierno despótico sobre los muertos. A Perséfone le gusta ser poderosa y la súbita trasmutación de “hija de Démeter” a “esposa de Hades y reina del Inframundo” suena agradable a sus oídos. Es ella quien intercede más tarde en defensa de Orfeo y con una sonrisa, una mirada y un suspiro en el oído de Hades lo convenció de que resucite a su amada. Por otra parte, es también claro el simbolismo de la muerte. Perséfone debe morir para estar con Hades. Este tipo de amor es un amor que requiere una total entrega porque también está dispuesto a reclamarlo todo.
Sin embargo, el poder, el conocimiento de lo oculto y la intensidad de un amor que requiere morir para poder realizarse tiene a veces un alto precio. Perséfone siempre cargará con la culpa de la pena de su madre y tratará de pagarla durante sus seis meses en la superficie intentando aliviar una falla de la que no es responsable y con el verdadero deseo interno de volver debajo a reinar, mandar y amar de esa forma tan especial que sólo ella sabe.
De por sí, ningún amor es monstruoso y ninguna forma de amor es oscura. Allí donde haya tinieblas, el amor es luz y aún si el amor fuera la noche, entonces la noche sería el día. Ninguna forma de amor es impura sino siempre pura, legítima y válida. Es cuestión de aceptar nuestro propio modo de amar, para poder ejecutarlo de forma creativa y sana.
"Amad el mal, y será redimido..." Thorwald Ethlefsen y Rüdiger Dahlke
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