12 de enero de 2010

De rencores y heridas, segunda parte (3/3)

Y en efecto, puede ser que estemos solos. Y puede ser que estemos perdidos.

Quirón plantea un acercamiento oscuro a la astrología y cuestiona la idea benéfica de que "todo es para bien" que parece dotar de fuerza a la mayoría de las terapias que abogan por la maduración del proceso de individuación. ¿Puede acaso ser todo para bien? ¿Semejantes males, sufrimientos, injusticias y agonías... positivas?

Tal vez es mejor no responder a estas cuestiones. Naturalmente, nos sentimos movilizados a querer decir "sí, hay un sentido" y "sí, es un buen sentido". Pero tal vez Quirón quiera enseñarnos a permanecer en el silencio meditativo, en la escucha y la resonancia de la duda y no en su resolución. En efecto, Quirón no toma partido por ninguno de los bandos. No se cuestiona si sería justo o no participar de parte de estos o de los otros. Sostiene la duda.

Este evitar la calmosa respuesta puede llegar a dar resultado desde un aspecto intelectual. Pero somos mucho más que eso. Y es posible que nuestro yo más emocional siga sufriendo la herida letal sin comprender las injusticias, el dolor, el sufrimiento extremo. Es posible que el rencor siga acumulándose y aumentando.

¿Cómo superarlo entonces? O mejor dicho, ¿cómo lidiar con él? - Intentemos, por favor, evitar pensar si es "bueno" o "malo" sufrir este dolor. Fíjemenos sólamente cómo podemos hacer para que se nos haga leve - Un sacrificio es necesario. Un Prometeo que baje la cabeza y entregue un regalo precioso. Alguien debe morir. Pero, ¿quién?

El Ego. La única forma de aceptar el rencor que genera la injusticia es a través de la modestia (o al menos la única con la que yo mismo llegué a dar). No podemos todo lo que queremos todo el tiempo. Y posiblemente, podamos poco de lo que queremos y sólo algunas veces. La modestia es el opuesto perfecto a la soberbia. Allí donde el Ego se crea dueño, habrá dolor. Las reglas por las que se rige el mundo son complejas y misteriosas. No puede el Ego entenderlo todo. Habrá entonces que bajar el nivel de expectativa y trabajar el principio de la realidad.

Aceptación no es sumisión ni resignación... es comprensión. Y para poder comprender hay que ceder en el deseo de control. Debemos recuperar nuestra proporción humana. No somos nosotros los dioses, sino los hombres, vástagos de ellos, débiles mortales... chispas de luz... chispas de luz que brillan en la oscuridad.

+ a.l.e.j.o l.o.p.e.z +

[Imagen: "Modesty" de William Bouguereau]

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