Después de todos
estos siglos que ya ha surcado la humanidad, sabemos que el universo femenino
abarca una amplia complejidad. Visto desde la polaridad, la noche, el misterio,
la espiral sin fondo, el mundo inconsciente, la intuición, entre otros; son los
contenidos de su espectro. Todos infinitamente vastos, principalmente la
condición de gestar vida y dar a a luz a un nuevo ser.
El instinto de territorialidad
está presente en el actuar de las mujeres a la hora de vincularnos. Se activa
un patrón automático que tiene la función de delimitar un territorio para
preservar lo propio, la cría arquetípicamente. Visto astrológicamente, el momento
Cancer del zodíaco, corresponde a esta fase donde debe generarse una forma
que contenga y proteja a lo que todavía es indefenso. La cualidad protectoras
de las mujeres es indispensable aquí ya que asegura la supervivencia.
El movimiento que sigue a este, es el
que ha generado el retorcimiento de este arquetipo femenino, haciéndolo
devorador e inhabilitante del proceso de individuación en hombres y mujeres. Es
harto común ver madres que retienen sus crías en la cueva, interpretando y
sintiendo como "una gran traición" el abrir los ojos y salir al mundo
a vivir. Seguidamente, todo intento de probar identidades en la adolescencia,
retirarse del hogar de origen y, sobre todo, elegir un compañero o compañera
para complementarse, resultan difíciles, tormentosos, desvitalizantes. Estas
situaciones son transitadas desde un sustrato de base con complejos de
inseguridad, falta de creatividad y falta de confianza en la vida. Detrás de
esto habla un discurso materno miedoso y dependiente.
¿Que contemplaría la revolución de lo
femenino hoy ? O mejor dicho, ¿cuál es el cambio en el universo femenino que
acompaña a la evolución del mundo mamífero? Pareciera que se tratase de tomar
conciencia de lo nocivo y enfermo que resulta esta retención, y el efecto de
traslado que tiene de generación en generación. Y luego, como siempre, de
intentar mover posiciones internas. Todos somos hijos de una madre, todos
amamos y temimos perder, todos nos refugiamos en una interioridad alucinatoria
idénticas a aquella vez en el útero. Esta memoria de la especie imposible de
excluir, convive con la semilla de los movimientos necesarios para modificar el
patrón. Ahí está el punto, despertar (tomar conciencia) y sentir florecer
la semilla nueva que, en término evolutivos, dará a esta fase de cuidado y
protección(fase Cáncer) el límite justo. Así cada individuo tendrá la
posibilidad y responsabilidad de erguirse sobre sí y construir su experiencia
vital. La red vincular de la que formará parte será su sostén, donde sus padres
serán parte de la misma.
Estamos en tiempo de transición de la
Era de Piscis a la Era de Acuario, y es amasándonos en estas cuestiones
donde sucederá el arquetipo femenino congruente a la nueva era. Y digo
"amasando" porque se trata de plasticidad, de proceso, y también de
alimentar. El afecto primario es el alimento, el combustible del hombre. Vamos
en vía a nutrirnos de nuestro propio calor, nuestro propio Sol, que solo existe
con el calor de otros Soles. Sentirse constelación es un desafío, no sencillo,
sí vital y cardíaco.
Melina Enrico
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