Nos acercamos a la Era de Acuario. Visionaros auguran grandes males para el mundo. Tragedias, catástrofes, muertes. El Infierno mismo. Al mismo tiempo, se

Todo esto ocurre poco a poco pero a pasos agigantados... hace sólo 15 años, internet no estaba al alcance de la mano, los móviles pesaban quilos y los aviones no surcaban constantemente los cielos. Posiblemente, la clara señal de que este gran cambio se acercaba fue aquel viaje (real o montado) que nos permitió ver la Tierra desde el espacio, salir de nosotros mismos y vernos desde fuera, desdoblarnos y aún así seguir siendo nosotros mismos pero ya no iguales, sino distintos. El ojo que finalmente puede verse a sí mismo.
Acuario es una red que, como aquella para pescar tiene nudos que la mantienen junta, tiene nudos-humanos que la hacen una. Desatemos una atadura y se des

Acuario propone que comprendamos que en esta Nave Tierra somos uno y, además, uno con ella. Lo que le ocurra al de aquí, afectará al de allá. El Rey y el político, el ladrón y su vícitma, la policía y los jueces, las amas de casa y los banqueros, los camareros y los maestros, las prostitutas y los artistas, los niños y los adultos, los estudiantes y los perezosos, los nobles y los falsos, los honestos y los mentirosos. Todos uno, todos lo mismo, pero cada uno en su propia función. La ligazón es inquebrantable y las consecuencias de las acciones, inevitable. No hay acción sin reacción y no hay reacción que no afecte al resto. La globalización nos permite seguir nuestra vida cotidiana, ir a trabajar cada día, desayunar cada mañana, ver a nuestros amigos, dormir con nuestra pareja y, al mismo tiempo, preocuparnos por una catástrofe en Sudamerica e intentar ayudar desde lejos. Es rídiculo pensar que ya no tenemos ninguna responsabilidad o que no podemos hacer nada. El otro es uno mismo. El miedo ajeno es el propio. La desesperación del distante, la mía; su sufrimiento, compartido. También así su risa, su sonrisa pura y generosa, y esa felicidad que se contagia y que consigue traspasar fronteras culturales, sociles, de tiempo y espacio.
Es hora de saberlo:
Somos el destino del otro.
+ a.l.e.j.o l.ó.p.e.z. +
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