Si somos verdaderamente conscientes de que el principio lo contiene todo, el momento de dar a luz es, tal vez, el más importante. Toda la energía de este nuevo nacido adquiere entonces su máxima expresión pero desde la mayor posibilidad de síntesis. El bebé no puede hacerse cargo de tanto magnetismo estelar y lo proyecta, entonces, en su ambiente y familiares... Por eso decimos "la Luna es la madre", "Saturno, su padre", "allí viene su tío, Júpiter", etc...
El Sí Mismo, oculto en nuestro inconsciente, pero siempre despierto y atento, no cesa de intentar enseñarnos más y más y así mostrarnos todo lo que somos. De modo casual, con aparente azar, sin una lógica fácilmente aprehencible pero de una manera de supuesta aleatoriedad, nos empuja a crecer e incorporar a cada paso, algo más de nuestro Ser. La puerta está abierta siempre, decidamos cruzarla o no. El Ser está en constante expansión, nunca es el mismo sino siempre nuevo.
Conocer la carta natal de un niño puede dar la posibilidad de comprender de antemano algunos problemas, contradicciones y paradojas a las que este ser tendrá que enfrentarse. La idea no es cerrar o solucionar el conflicto sino incentivar el diálogo y la posibilidad creadora que nos trae.
+ a.l.e.j.o l.ó.p.e.z +
1 comentario:
QUE LINDO!..Entonces el "si mismo" es nuestro mejor amigo, y nuestro mejor maestro. Saludos. Me encanta tu blog! Dale para adelante no mas!jeje
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