Desafortunadamente, no cabe duda, de que el hombre es, menos bueno de lo que él se imagina que es, o de lo que quiere ser. Todo el mundo carga consigo una sombra,y mientras menos incorporada esté en la vida consciente del individuo, es más densa y negra. Si una inferioridad es consciente, siempre habrá una oportunidad de corregirlo. Además, está constantemente en contacto con otros intereses, por lo que está sujeta continuamente a cambio y modificación. Pero si se halla reprimida y aislada de la conciencia nunca se corregirá.
Jung, Psicologia y Religión
Tenemos que estar siempre atentos, la sombra nunca descansa y está lista a todo momento para apoderarse de nosotros. Resistirse es fatal, negarla es destructivo y entregarse a ella es peligroso. Debemos ser mansos como corderos pero astutos como serpientes, andar por una delgada línea entre represión y entrega, aceptación y negación. Hay un camino que va de la mano de las paradojas, de las aparentes incoherencias, donde la luz y la oscuridad se acercan y hermanan, donde no es necesario ser bueno o malo sino ser uno mismo. Es el camino de la gallina que es ave sin poder volar, del perro que es lobo pero obediente, del maestro que enseña sin serlo. Esta posibilidad está abierta a todos nosotros, humanos, mortales, en este momento y en este lugar, si permanecemos constantemente atentos al poder de nuestra sombra, cómo espera, cómo acecha siempre desde lo oculto para emerger de súbito, como una animal furioso y apoderarse de nosotros. La sombra es una parte de nosotros mismos y siempre que elijamos iluminar una parte de nuestro ser, otra estará ensombrecida y esa oscuridad proyectada que llamamos sombra.
La atención es la primera clave. El reconocimiento y la aceptación, la segunda. Jamás, la entrega. Jamás, la represión. Si no, estar despiertos, observando, cuidando de alimentarla lo suficiente para que no muera pero no tanto como para que se apodere de nosotros.
Esta es nuestra sombra. Y no es necesariamente una enemiga, sino que podemos hacerla un importante aliado.
+ a.l.e.j.o l.ó.p.e.z. +
La atención es la primera clave. El reconocimiento y la aceptación, la segunda. Jamás, la entrega. Jamás, la represión. Si no, estar despiertos, observando, cuidando de alimentarla lo suficiente para que no muera pero no tanto como para que se apodere de nosotros.
Esta es nuestra sombra. Y no es necesariamente una enemiga, sino que podemos hacerla un importante aliado.
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Imágenes: "Dancing Shadow" by Svagrish y "Shadow" by Forgottenx (de Deviantart)