18 de octubre de 2008


En el mes de L I B R A

El Amado y la Amada

Urano y Gea danzando


En el Edén mítico, el goce de estos amantes originarios no tenía nada que ver con la autocompletud o con un paraíso condicionado por el tiempo y las dualidades de la existencia humana. Urano, el gran amado, haciendo presencia con su fuerza vital, su empuje constante y varonil. Siempre hacia lo femenino, sin resistirlo. El amplio Cielo disparando poder, luz y movimiento en su andar. Y Gea, la gran amada, sabia, reposando tierna sobre la hierba. Joven y sensible como la doncella, compleja y madura cual madre nutriendo. Venus y la Luna receptivas al abrazo potente masculino.

Fundidos se hacían magnánimos instante a instante en un eterno presente. En su orgasmo, sagrada condición, expresaban el misterio sexual de todo lo viviente.

Libres, abiertos, complementarios, bellos…

La historia humana no pudo soportar semejante impronta. Es un hecho que solo tocamos ese milagro brevemente y siempre anhelamos el retorno a ese abrazo extático. Algo irrumpió en nuestras conciencias, algo hizo que varones y mujeres experimentemos nuestros encuentros desde la división que cada sexo ha sentido desde siempre. Nuestras partes escindidas, Madre o Mujer Amante; Padre o Varón Amante como una raya, dividiendo y contorneando el ego, haciéndonos seres lineales viviendo en el pasado o ansiando lo que vendrá.

Sin embargo, cada vez que el AMOR irrumpe con su pulso vital, cada vez que un HOMBRE y una MUJER se encienden mutuamente a través del deseo, se recrea el escenario místico de Gea y Urano. Como chispa divina, destella en nuestros cerebros el máximo misterio de la Vida.

Aunque dure lo que el aleteo de una mariposa, alcanza para colmar los corazones y rememorar esa amorosa alquimia que templa en nuestro interior.

Fluyamos con la corriente de la vida, seamos permeables a los ritmos naturales, renovemos la percepción, lo sublime de oír, oler, ver y tocar. No es necesario ir tan lejos ni tan afuera para recuperar nuestra esencia originaria. Amar es incluir, solo se trata de incluirnos sin temor entre nosotros mismos y el Universo.

Armonía por nuestra dualidad, Salud por su expresión


L i c. Me l i n a E n r i c o