27 de marzo de 2009

El Destino de cada hombre


Un carpintero ambulante, llamado Piedra, vio en sus viajes un gigantesco y añoso roble que se levantaba en un campo junto a un altar hecho de tierra. El carpintero dio a su aprendiz, el cual admiraba el roble: "Este es un árbol inútil. Si quieres hacer un barco, pronto se pudriría; si quieres hacer aperos se romperían. No puedes hacer nada que sea útil con ese árbol y por eso ha llegado a ser tan viejo".


Pero en una posada, aquella misma noche, cuando el carpintero se fue a dormir, el roble añoso se le apareció en sueños y le dijo: "¿Por qué me comparas con vuestros árboles cultivaos tales como el e
spino blanco, el peral, el naranjo y el manzano y todos los demás que dan fruta? Aun antes de que se pueda recoger el fruto, la gente los ataca y los viola. Sus ramas gruesos están desgajadas, sus ramillas, rotas. Su propio fruto les acarrea el daño y no pueden vivir fuera de su espacio natural. Esto es lo que ocurre en todas partes y por eso hace tanto tiempo que intenté convertirme en completamente inútil. ¡Tú, pobre mortal! ¿Te imaginas que si yo hubiera sido útil de alguna forma hubiera alcanzado tal tamaño? Además, tú y yo somos dos criaturas y ¿cómo puede una criatura elevarse tanto como para juzgar a otra criatura? Tú, hombre morta útil, ¿qué sabes acerca de los árboles inútiles?

"El carpintero se despertó y meditó sobre su sueño y, después, cuando se aprendiz le preguntó por qué precisamente ese árbol servía para proteger el altar, le respondió: "¡Calla la boca! ¡No quiero oír hablar más sobre eso! El árbol crece aquí a propósito porque en cualquier otro sitio la gente le hubiera maltratado. Si no fuera el árbol del altar, le hubieran convertido en leña".




Evidentemente, el carpintero comprendió su sueño. Vio que el simple hecho de cumplir nuestro destino es la mayor hazaña humana y que nuestras ideas utilitarias tienen que ceder el paso ante las demandas de nuestra psique inconsciente. Si traducimos esta metáfora al lenguaje psicólogico, el árbol simboliza el proceso de individuación que da una lección a nuestro miope ego.


Cita: Carl G. Jung, El hombre y sus símbolos

22 de marzo de 2009

Al fin, el nuevo comienzo

Entra el Sol en el signo de Aires, vuelve a girar la rueda zodiacal y nosotros, mortales herederedos de la luz cósmica, empezamos un nuevo viaje.

El verdadero conocimiento no proviene del intelecto,
sino del contacto inmediato. El conocimiento
depende del ser.
Gurdjieff

Aries es el primer signo del Círculo del Zodíaco y decimos que es un signo de fuego. El fuego está vínculado a la energía y la vida (un cuerpo muerto se enfría). Tiene la potencialidad de la vida y además no tiene todavía la pesada sustancialidad de la materia. Así, Aries es energía, energía de comienzo y principios, energía que busca manifestarse.

Aries es el Big Bang. De la nada, surge una explosicón increíble, potentísima de la que surgirá todo el resto. Es que en el principio está escondido también el final (porque Aries viene de Piscis que es el último signo zodiacal).

Estalla el nuevo comienzo. La energía desea manifestarse nuevamente. Aquí la energía es toda para sí. No hay un "otro", no hay reflexión sobre sí mismo. Sólo hay "el haber" o, mejor dicho, el SER. Aries es experiencia, no pensamiento o raciocino sino el descubrimiento de la acción. En Aries no hay fragmentación todavía. Sólo energía, sólo puro ser.

En este sentido, Aries es el signo más inocente del Zodíaco (es el primero) pero también el más honesto. Por eso está representado con un carnero de enormes cuernos. Aries no ve, no piensa, no medita, Aries avanza a todo pulmón refunfuñando y derribando cuanto se encuentre a su paso. No previene sino que resuelve, actúa. Adora el conflicto. Y no es que sea tonto o no sepa pensar sino que se mueve de una forma mucho más intuitiva. El fuego siempre trae el don de la intuición. En el choque, en el golpe, en el hacer hay vida. La acción es vida. El deseo es vida.

Es inmediatez, rapidez y comienzo. Aries es el origen, el instante en que algo empieza. Y en este sentido es un signo sumamente creativo. Porque ama el inicio.

Aries es puro deseo. Deseo de ser sobre todas las cosas. Pero más profundamente es el deseo en sí mismo.

Aprovechemos entonces este mes de Aries, este camino el Sol (nosotros mismos) por el signo para conectarnos con nuestros propios deseos, para accionar a partir de ellos, para hacerlos realidad. Aries es acción, deseo y comienzos. Estamos en un momento donde todo absolutamente es posible. Y recordémoslo, allí donde está el comienzo se esconde también el secreto del final.


+ a.l.e.j.o l.ó.p.e.z +


13 de marzo de 2009



Hey !
Es ahora... es hoy... es ahí donde justo estás...


“No hay momento más sacro que este”, dijo al pasar, el Presente.
Carlos Kaufmann.

Los anteriores escritos nos hablan de tránsitos, de algo que transita por lo tanto que se mueve, que cambia, y que deja un efecto que a la vez es una causa y así en un vaivén incesante. Es harto trillado sentir hablar acerca del TIEMPO, lo que es y significa. Precisamente, en estas cuestiones existenciales, en apariencia simples, es donde nos perdemos los humanos y desperdiciamos el tiempo, valga la redundancia.
Visto como un chiste, el tema del tiempo es muy largo... definirlo hoy y aquí es un lío. Si podemos ver que existe un "tiempo cauntificable" que es el de la física, y un tiempo humano, un poco más complejo, que es el que aborda la antropología o la psicología entre otras. Este es un "tiempo cualitativo" y es el más difícil de definir en el sentido lógico del término. Este es el tiempo que nos atraviesa, el que nos contiene y sucede sin que nada podamos hacer, por lo tanto, como todo lo que nos constituye, es un misterio. Pero que sea un misterio no significa que no podamos decir nada, la vida es un misterio y cuanto hace que de ella se habla.
Los griegos distinguían entre Kronos y Kairos. Simplificándolo, Kronos es un tiempo que apunta a lo lineal, mientras que Kairos apunta al tiempo del sentido, a la temporalidad que es la cualidad del momento. Así, podríamos ver que uno descubre la cualidad del tiempo cuando vislumbra un sentido en las cosas.
La Logoterapia de Vicktor E. Frankl, se basa en que el hombre se enfrente con el sentido de su propia vida para, a continuación, rectificar la orientación de su conducta en tal sentido. Este enfoque terapéutico contempla la transitiriedad esencial de la existencia humana, lo que hace a este enfoque activista y no pesimista. “Nunca me cansaré de decir que el único aspecto verdaderamente transitorio de la vida es lo que en ella hay de potencial y que en el momento que se realiza, se hace realidad, se guarda y se entrega al pasado, de donde se rescata y se preserva de la transitoriedad.” (Víktor Frankl)
Es interesante como de lo transitorio nace la posibilidad de hallar sentido a nuestra vida, de estar más en sintonía con lo que somos y nos sucede alrededor, en definitiva, lo interesante es concluir, que sentir el tiempo nos cura. Visto así, el presente con su particular transitoriedad, se nos vuelve protagonista y a la vez una obviedad: el presente es el único tiempo que tenemos. Creo que es el misterio más extraordinario de la vida: el saber que la plenitud se da solo en el presente. Pero sabemos bien todos, que el apego y el apuro, son nuestros desestabilizadores, antitransitorios y pesimistas más nocivos, que solo nos hacen enfermar y alejar del tan oído sentido común, que hace vigilia en la realidad y que no es otra cosa que el presente.

La plenitud se da solo en el presente. La plenitud que fue, ya pasó, la que no es, no sabemos si lo será. Y lo que sea se va a hacer presente. Entonces, el tiempo humano es una recuperación del presente, no hay dudas. Y se es más humano cuando uno puede vivir el presente con plenitud.
Estamos en el tiempo que el Sol (la conciencia) recorre en la franja zodiacal, el signo de Piscis (la disolución), para luego encarnar en el vital Aries (el guerrero que inicia). Por eso, la propuesta es enfocar este nuevo ciclo con más conciencia de Presente, colaborados con la potencia activista, direccionada y real que ofrece la vibración de Aries, para dar plenitud al deseo y al movimiento de esta danza que es la vida misma. Que después caiga es parte del viaje. Cae y muere porque transita, porque es solo transitando donde existe.

“En el futuro está la posibilidad de cambiar el pasado, prestando toda atención al presente”
Carlos Kaufmann.


Aunque no lo creamos, estar presentes es la experiencia de lo eterno, es una pura y profunda presencia, como un no tiempo, es una plenitud del tiempo. Y también es nuestro misterio.

L i c. M e l i n a E n r i c o.

Fuentes:
Frankl Víctor. “EL hombre en busca de sentido” Editorial Herder. Barcelona 1989
Kaufmann Carlos. “El rocío de la gloria” (sin más fuentes)
Nante Bernardo. “Sobre el tiempo” Revista Ventizca, edición verano, diciembre 2008

3 de marzo de 2009

Los tránsitos en la expansión de la Conciencia


“Lo que importa aquí es que cuando un individuo

dibuja los límites de su alma,

establece al mismo tiempo las batallas de su alma”

Ken Wilbur, La conciencia sin fronteras


Sigamos profundizando un poco en el tema de los tránsitos.


¿Qué es un tránsito? En el momento de nacer y desde el lugar en el que nacimos, podemos obtener una foto del cielo en ese momento. Esta foto es nuestra carta natal y, como tal, nuestro sello astral, nuestro ADN cósmico. Pero la carta natal no es estática sino dinámica, y está siempre en movimiento. Porque los planetas continúan su curso. Así, en esta órbita y viaje constante, hay momentos que se ubican en determinadas distancias respecto a la posición que tenían en el momento en que nacimos. Hay tránsitos personales, transpersonales y otros universales. Por ejemplo, todo el mundo entre los 28 y los 19 años y medio vive el retorno de Saturno a su posición natal.


Tradicionalmente, la Astrología consideraba algunos tránsitos como buenos y otros como malos o peligrosos. Hoy en día, la Astrología psicológica ha intentado cambiar esta concepción alegando que no hay tránsitos positivos o negativos. Y más aún, algunos nos atrevemos a afirmar, que todos los tránsitos son positivos. No es que el tránsito en sí mismo sea positivo sino que posibilita un movimiento expansivo en la consciencia y que habilita mayor vivacidad y creativadad en la expresión de la totalidad de la persona que esté viviendo dicho tránsito.


Para entenderlo, debemos también comprender el mecanismo de la proyección. Normalmente, decimos que somos "esto, aquello y eso otro" (por ejemplo "responsables, ordenados y serios") y negamos ser "irresponsables, desordenados e infantiles"). Al hacerlo, cerramos las posibilidades de expresión de nuestro ser. Es posible que un hombre sea muy ordenado y responsable, pero es posible también que pueda habilitar algún tipo de descontrol o impulso que le permita expresarse más flexiblevemente y creativamente. Si es así, si en verdad tiene un potencial que está trabado por su prejuicio y concepción de que es "ordenado, responsable y serio", va a encontrarme constantemente con gente que se porte irresponsablemente, desordenadamente e infantilmente. Y aún más, puede encontrarse en situaciones en las que esté forzado a actuar de manera irresponsable. Esto, por supuesto, le traerá enormes conflictos porque, luego del acto de irresponsabilidad, la sensación será "¿por qué hice esto? Yo NO SOY así". Pero si lo hizo, es porque lo es. Aunque toda mi personalidad (ya no mi ser) se empeñe en negarlo. No tenemos la posibilidad de ser o hacer aquello que no somos.


La personalidad es aquello de mi ser que reconozco como propio. El Ser está conformado no sólo por la personalidad sino también po aquello que no reconozco como propio y por lo tanto proyecto en los demás. Este hombre que está tan seguro de ser "responsable, ordenado y serio" sabe que hay "alguien" que es irresponsable pero he olvidado quien es, entonces busco juntarme en el mundo con irresponsables para poder satisfacer esa certeza.


Cuando ocurre un tránsito, el Universo nos obliga a testear quiénes somos. Si somos flexibles a la hora de definirnos, sufriremos menos dicho tránsito. Pero, en cambio, si persistimos en cristalizar nuestra personalidad y definir estáticamente quiénes somos, el dolor será mayor. Así, en Astrología, decir que tengo claro quién soy, es posiblemente, errar. Y no habría que vanagloriarse de ser siempre el mismo. Cuando una persona entra en una crisis y no sabe qué quiere, qué está haciendo ni por qué, posiblemente esté más cerca del centro de sí misma que nunca.


Así, un tránsito siempre es positivo en tanto que cuestiona quiénes somos y pone en duda esas fronteras que hemos establecido entre nosotros mismos y el mundo o los otros.


Basta entonces con no temer, con ser flexibles y confiar, con ver que cada experiencia está intentando expandir nuestra conciencia y hacernos crecer a un modo de ser cada vez más amplio, más vasto y creativo. Basta con saberlo: el Universo y su pulso astral siempre complotan a nuestro favor.


¡Confía!


+ a.l.e.j.o l.o.p.e.z +


Imágenes de Marta Minujín