15 de febrero de 2009

La naturaleza de los tránsitos

Hace pocos días, me sorprendió una mujer preguntándome cuándo iba a dejar de estar aspectada por Marte. Decía que desde hacía tiempo se enfermaba seguido y que ya estaba cansada. Los síntomas eran de fiebre y distintas inflamaciones. Sabemos que las inflamaciones son siempre una lucha contra "algo". Basta observar qué parte del cuerpo está inflamada para entender contra qué se está luchando. La fiebre suele ser una lucha interna.

Lo que me sorprendió de su planteo no fue la repercursión corporal del tránsito sino la interpretación que ella había hecho del mismo. Esta mujer estaba deseosa de que Marte siguiera su curso, dejara de aspectar alguno de sus planetas en posición natal y así cesaran sus enfermedades. Pareciera ser que nunca se le ocurrió pensar que dichas enfermedades y malestares podían estar transmitiéndole un mensaje.

Creo que en general, tenemos cierta tendencia a desvalorar la naturaleza verdadera de los tránsitos. Al fin y al cabo, ¿qué puede significarme que un pedazo de materia inerte esté dando vueltas en lo alto del Cosmos?

Puede significarme muchísimo, sin duda. Pero he de saber leer su mensaje.

Primero debemos entender que los tránsitos son un ciclo. "Como el Astro, sin prisa pero sin descanso" dice Goethe. Y en efecto, el curso planetario es matemático y constante. Sin embargo, nosotros los astrólogos insistimos en confiar que junto a este predeterminismo fáctico se eleva también nuestra libertad.

Un tránsito es un proceso. Un planeta no llega de súbito a aspectar, por ejemplo, nuestro Sol sino que poco a poco va acercándose a él. De ahí la importancia de los orbes y de ahí que no deberíamos contentarnos con pensar que cuando "pasa" un planeta tendremos mala suerte o una buena racha si creemos que es un planeta beneficioso (cuando en realidad no existen planetas buenos o malos). A menudo hacemos esto. Se acerca un fuerte tránsito de Saturno y decimos que viene un momento difícil (cuando quizás queremos significar "doloroso") y esperamos poder subsistir al choque hasta que el tránsito salga del orbe y termine.

Pero un tránsito nunca acaba y tampoco empieza. Porque un planeta que hoy aspecte mi Sol, eventualmente volverá a aspectarlo y, es posible, que en el intermedio aspecte también otros planetas en mis posiciones natales. Cada vez que aspecte a alguno de ellos, se jugarán todos los temas de las anteriores veces en que tuvimos que soportar aspectos con dicho planeta. Y sólo depende de cómo hayamos manejado la relación anterior, cómo lidearemos con esta.

Un tránsito es un proceso... hay algo que va gestándose y que da picos o claves en los momentos de los tránsitos exactos pero nunca es súbito. Y aquello que fue gestándose es una parte de mi propio ser. Es el Ser que lucha por expresarse con mayor creatividad que va modificando a la personalidad, forzándola a estos tránsitos y a estos cambios. Podríamos llamarlo "madurez" o "crecimiento" pero algunos de estos sucesos son dolorosos y no sabemos cómo manejarnos con ellos no necesariamente por ser inmaduros o infantilos sino por ser humanos.

Entonces, lo que intento decir es que la próxima vez que vivamos un tránsito (y posiblemente cada día vivamos uno) no intetemos verlo aisladamente sino como parte de un mensaje que viene de nuestro Ser, como parte de un Todo del que formamos parte, como parte de nuestro pulso vital.

Estamos vivos. Pulsamos... y los tránsitos son el ritmo con que se expresan las pulsaciones de nuestro corazón astral. Seamos modestos y escuchemos...

+ a.l.e.j.o l.ó.p.e.z +